Una nanopartícula (nanopolvo, nanoracimo, o nanocristal), tiene un tamaño que escapa a la resolución del microscopio óptico ya que sus dimensiones oscilan entre una y 100 nanomicras.
En nuestra vida cotidiana manejamos dimensiones entre milímetros y kilómetros, pero existen otros mundos. El astrónomo está acostumbrado a utilizar "años luz", el biólogo las micras y el físico nuclear los angstrom. Las células de tejidos animales tienen un diámetro de 10 micras de promedio, las bacterias algunas décimas de micras y el tamaño de los virus viene a estar por debajo de la décima parte de una micra. Un milímetro tiene 1000 micras, una micra 1000 nanomicras y una nanomicra 10 angstrom. Los diámetros atómicos están comprendidos entre 0,5 y 6 angstrom. En consecuencia, el tamaño de las nanopartículas queda dentro de la escala del mundo de los virus y al alcance de la mano de los átomos. De hecho una de sus aplicaciones en medicina podría ser su utilización como vector génico sustitutivo de los virus.
Se atribuye a Richard Feynman (premio Nobel de Física 1965), el haber sembrado las ideas que condujeron a la investigación en nanopartículas, decenas de años antes de que el término nanotecnología fuese acuñado. En 1959 Feynman profetizó las grandes posibilidades de manipular la materia átomo a átomo durante su conferencia mítica en la reunión anual de la "American Physical Society" en la que enunció la célebre pregunta: ¿Por qué no es posible escribir los 24 volúmenes de la Enciclopedia Británica en la cabeza de un alfiler?. El texto íntegro de la citada conferencia también puede consultarse en una interesante web homenaje, la "Feynman Online" , testimonio de la polifacética actividad de este físico genial que fue Richard Feynman.
Las nanociencias y nanotecnologías prometen beneficios de todo tipo, desde nuevas aplicaciones médicas a soluciones de problemas ambientales y muchos otros; sin embargo son crecientes también las alarmas que están surgiendo sobre los potenciales riesgos para las salud, especialmente en trabajadores de las nanoindustrias. La polémica está servida y uno de los foros profesionales de discusión sobre las ventajas e inconvenientes de esta tecnología emergente e imparable, es el blog de nanotecnología de la Universidad Complutense de Madrid.
Las mismas propiedades de las nanopartículas que hacen atractiva la ingeniería de los nanomateriales, proporcionan los argumentos que hacen temer una grave amenaza para nuestra salud. El mecanismo de toxicidad pulmonar de los nanotubos de carbono, inductores de estres oxidativo por fracaso de respuesta fagocítica en función de su cociente longitud / diámetro, es el mismo que el atribuido a las fibras de asbesto.
El potencial carcinógeno de las nanopartículas inhaladas es sospechado a partir del exceso de riesgo de cáncer de pulmón observado en estudios epidemiológicos de exposición a emisiones de motores diesel en los lugares de trabajo. La magnitud del riesgo, ajustada por otros factores conocidos como el tabaquismo, no puede ser explicada solamente por la composición química de las emisiones de gas (hidrocarburos y metales), y se atribuye al tamaño de las partículas. El tamaño de las micropartículas de diesel (100 nanomicras) queda en el techo de la escala de las nanopartículas y su efecto carcinógeno por inhalación también ha sido comprobado en animales de experimentación.
En nuestra vida cotidiana manejamos dimensiones entre milímetros y kilómetros, pero existen otros mundos. El astrónomo está acostumbrado a utilizar "años luz", el biólogo las micras y el físico nuclear los angstrom. Las células de tejidos animales tienen un diámetro de 10 micras de promedio, las bacterias algunas décimas de micras y el tamaño de los virus viene a estar por debajo de la décima parte de una micra. Un milímetro tiene 1000 micras, una micra 1000 nanomicras y una nanomicra 10 angstrom. Los diámetros atómicos están comprendidos entre 0,5 y 6 angstrom. En consecuencia, el tamaño de las nanopartículas queda dentro de la escala del mundo de los virus y al alcance de la mano de los átomos. De hecho una de sus aplicaciones en medicina podría ser su utilización como vector génico sustitutivo de los virus.
Se atribuye a Richard Feynman (premio Nobel de Física 1965), el haber sembrado las ideas que condujeron a la investigación en nanopartículas, decenas de años antes de que el término nanotecnología fuese acuñado. En 1959 Feynman profetizó las grandes posibilidades de manipular la materia átomo a átomo durante su conferencia mítica en la reunión anual de la "American Physical Society" en la que enunció la célebre pregunta: ¿Por qué no es posible escribir los 24 volúmenes de la Enciclopedia Británica en la cabeza de un alfiler?. El texto íntegro de la citada conferencia también puede consultarse en una interesante web homenaje, la "Feynman Online" , testimonio de la polifacética actividad de este físico genial que fue Richard Feynman.
Las nanociencias y nanotecnologías prometen beneficios de todo tipo, desde nuevas aplicaciones médicas a soluciones de problemas ambientales y muchos otros; sin embargo son crecientes también las alarmas que están surgiendo sobre los potenciales riesgos para las salud, especialmente en trabajadores de las nanoindustrias. La polémica está servida y uno de los foros profesionales de discusión sobre las ventajas e inconvenientes de esta tecnología emergente e imparable, es el blog de nanotecnología de la Universidad Complutense de Madrid.
Las mismas propiedades de las nanopartículas que hacen atractiva la ingeniería de los nanomateriales, proporcionan los argumentos que hacen temer una grave amenaza para nuestra salud. El mecanismo de toxicidad pulmonar de los nanotubos de carbono, inductores de estres oxidativo por fracaso de respuesta fagocítica en función de su cociente longitud / diámetro, es el mismo que el atribuido a las fibras de asbesto.
El potencial carcinógeno de las nanopartículas inhaladas es sospechado a partir del exceso de riesgo de cáncer de pulmón observado en estudios epidemiológicos de exposición a emisiones de motores diesel en los lugares de trabajo. La magnitud del riesgo, ajustada por otros factores conocidos como el tabaquismo, no puede ser explicada solamente por la composición química de las emisiones de gas (hidrocarburos y metales), y se atribuye al tamaño de las partículas. El tamaño de las micropartículas de diesel (100 nanomicras) queda en el techo de la escala de las nanopartículas y su efecto carcinógeno por inhalación también ha sido comprobado en animales de experimentación.